violinist, recording artist, podcaster & writer

• 26 FEB 2016 - Review - Sevilla - Vibrant





SINFÓNICA DE SEVILLA

Temperamental y fogosa se mostró como solista la suiza Rachel Kolly D'Alba, muy cálida en los pasajes líricos, precisa en los inverosímiles sobreagudos que le exige la partitura y extrayendo un sonido poderoso, ancho, vibrante de su Stradivarius en las partes más dramáticas

9º programa de abono. ROSS. Solistas: Rachel Kolly D'Alba, violín; Aykut Köselerli, percusionista invitado. Director: John Axelrod. Programa: 'Grand Bazaar' op.65 y Concierto para violín '1001 noches en el harén' de Fazil Say; música para películas de Max Steiner, Miklos Rózsa y John Williams. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Jueves 25 de febrero. Aforo: Casi lleno.

El día en que Richard Eade, cosolista de violonchelo desde la misma fundación de la orquesta en 1991, se despedía como miembro de la ROSS ante su inminente jubilación, pasaron muchas cosas en el escenario maestrante.

El conjunto hispalense presentaba a su compositor en residencia, el turco Fazil Say (Ankara, 1970), gran figura del pianismo internacional, pero que tiene una amplia trayectoria también como compositor. Hasta Sevilla trajo para estrenar una obra con el número de Op.65, que no está mal. Encargo de la ROSS para esta ocasión, Grand Bazaar es una rapsodia orquestal que no llega a los diez minutos de duración y pretende ofrecer un dibujo sonoro del gran mercado de Estambul mediante una música de corte neorromántico en el que ritmos y hasta timbres (omnipresencia de una darbuka) hacen continuos guiños a una visión de oriente que tiene más de hollywoodiense que de folclórica. La obra termina por resultar tan colorista como epidérmica.

Mucho más interesante me pareció el programático Concierto para violín, que trata también un tema orientalista: el de las mil y una noches. Música directa y de notable atractivo, con un tratamiento exhaustivo de todo el registro del instrumento solista y un estilo que se mueve entre la recreación de un oriente imaginario (un pequeño contingente de instrumentos percutivos turcos tuvo también papel protagonista) y un romanticismo con toques jazzísticos. Temperamental y fogosa se mostró como solista la suiza Rachel Kolly D'Alba, muy cálida en los pasajes líricos, precisa en los inverosímiles sobreagudos que le exige la partitura y extrayendo un sonido poderoso, ancho, vibrante de su Stradivarius en las partes más dramáticas. Brillante en la percusión turca Aykut Köselerli.

La segunda parte del concierto la dominó un John Axelrod pletórico en un ramillete de piezas para el cine de cierta inspiración oriental (Casablanca, Sahara, El Cid, Indiana Jones...). Flexible en el fraseo, sobre todo en unos pasajes líricos rubateados con delectación, rotundo y cortante en la épica, con acentos incisivos y articulación muy marcada, Axelrod mostró frescura e intensidad a partes iguales con una orquesta en estado de gracia. Tras el homenaje a Eade, la propina, con el tejano dirigiendo con una espada láser el tema principal de Star Wars, también fue épica.

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